Créase na Coruña o movemento Insubmisas contra o Rearmamento

A plataforma ten presenza a nivel estatal

A Coruña | O pasado 3 de xullo, na praza de Pontevedra, no emblemático espazo da Pomba, un grupo de persoas constituíron en asemblea aberta o movemento Insubmisas Contra o Rearmamento en A Coruña. Este movemento, de iniciativa estatal, xa está presente en territorios como Catalunya, Andalucía, Euskadi e Asturias, entre outros. En Galicia, leva activo desde maio, realizando asembleas en diversas localidades.

O pasado xoves 3 de xullo celebramos en A Coruña unha asemblea local coa finalidade de “organizar á cidadanía comprometida coa paz a través dun espazo aberto que se opón ao rearmamento europeo, ao incremento do gasto militar e á complicidade dos gobernos co negocio da guerra”. Entre os primeiros acordos desta asemblea destacan a realización dunha campaña informativa sobre as inversións das entidades bancarias —que utilizan os aforros da cidadanía— no negocio bélico, así como a denuncia do Festival Morriña, vencellado ao fondo de investimento proisraelí KKR.

Desde este colectivo posicionámonos en contra do aumento do gasto militar ata o 5% do PIB, que consideramos “unha catástrofe social financiada cos nosos impostos e ao custo dos servizos públicos”. Insistimos en que “esta carreira armamentística non busca protexernos, senón que está ligada a contratos, alianzas militares e unha industria que se alimenta do medo, porque o medo vende armas”.

Contra o Centro de Defensa de INDRA en Vigo
Desde Insubmisas contra el Rearmamento Galicia expresamos con absoluta claridad y firmeza nuestro rechazo a la creación del denominado Centro de Excelencia Aeroespacial y de Defensa que la multinacional Indra pretende impulsar en el Polo TIC de la Zona Franca de Vigo, con el apoyo del Ministerio de Defensa y la Xunta de Galicia. La operación, presentada por la prensa y las instituciones como un proyecto innovador y transformador, no es más que una estrategia de militarización disfrazada bajo la retórica de la I+D, la soberanía tecnológica y el empleo cualificado. Una máscara que pretende ocultar la realidad: Vigo se está convirtiendo en un enclave de la industria bélica.

No se trata de un compromiso con la ciencia civil ni con el desarrollo sostenible, sino de una derivación directa del proceso de reconfiguración de las políticas industriales europeas al servicio del rearme, impulsado por la Comisión Europea y los gobiernos nacionales con el pretexto de la guerra en Ucrania y la creciente tensión geopolítica. Este centro se centrará en el desarrollo de tecnologías militares: defensa electrónica, sistemas de mando y control, dispositivos antidrones y sistemas automatizados que, lejos de contribuir al bien común, refuerzan la lógica belicista y tecnológica que alimenta los conflictos armados en todo el planeta. Nada de esto tiene que ver con la verdadera innovación para la paz o el bienestar social.

La conexión con otras infraestructuras, como la fábrica de chips fotónicos SPARC, también ubicada en Vigo y anunciada como símbolo de un «ecosistema tecnológico dual», confirma la estrategia de consolidar un complejo militar-industrial en el sur de Galicia. Si bien se habla de usos civiles, el núcleo de las inversiones se orienta al desarrollo de componentes de alto valor añadido para aplicaciones militares. El supuesto carácter dual es una excusa discursiva para captar financiación pública y legitimar socialmente un proceso de creciente militarización.

Al mismo tiempo, la promesa de generar empleos cualificados para el talento local es profundamente engañosa. En primer lugar, porque muchos de los perfiles serán subcontratados a través de empresas intermediarias y en condiciones de alta precariedad. En segundo lugar, porque la propia naturaleza de estos empleos —vinculados a la industria militar— impide considerarlos parte de un modelo de desarrollo justo, sostenible y democrático. La experiencia internacional demuestra que los empleos vinculados a la industria de defensa están sujetos a altos niveles de secretismo, rotación, dependencia tecnológica externa y subordinación a los intereses estratégicos de las principales potencias armadas.

Mientras tanto, la inversión pública necesaria para abordar los grandes desafíos de nuestro tiempo —la emergencia climática, la crisis de la salud pública y de nuestros sistemas de apoyo a la dependencia, los avances contra enfermedades como el cáncer, la necesidad de una transición energética justa, la lucha contra las desigualdades o la garantía de los derechos sociales— sigue siendo insuficiente. En lugar de destinar recursos a fortalecer los servicios públicos, la ciencia civil, la infraestructura verde y la digitalización inclusiva, los gobiernos están abriendo las puertas a empresas como Indra para convertir nuestras ciudades en nodos de la guerra tecnológica global.

Desde Insubmisas contra el Rearmamento Galicia exigimos el rechazo público e institucional a este proyecto y a cualquier otro que contribuya a consolidar la industria bélica en Galicia. Exigimos la reorientación inmediata de los fondos públicos hacia proyectos civiles de alto valor social y ambiental, así como la máxima transparencia en los contratos, convenios y colaboraciones entre las administraciones públicas y las empresas del complejo militar-industrial. Galicia no puede ni debe estar al servicio de la destrucción, sino del conocimiento, la solidaridad, la vida digna y la paz.

No nos encontramos ante un modelo de progreso ni de vanguardia. Nos encontramos ante una deriva profundamente peligrosa que profundiza la militarización de la economía y la tecnología. Vigo no puede convertirse en un laboratorio de guerra. Nuestro territorio posee talento, capacidad productiva y potencial humano para liderar una transición ecosocial basada en la justicia, la paz y la democracia. No permitiremos que se nos imponga lo contrario.

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